martes, 4 de diciembre de 2007

Ciclo de poemas.

COLUMBAE.



“Cantad por mí, pájaros que nacéis cada día

y en vuestro grito expresáis la inocencia del mundo”

Vicente Aleixandre.



Los poetas ya no construyen imágenes valiéndose de la paloma.

Desde que supieron que era portadora del bacilo de Koch,

desde que las tiñosas palomas superpoblaron plazas y cobertizos,

desde que su perturbador ronquido incrementó la venta de somníferos,

desde ahí que los poetas (subráyese, los buenos poetas)

no las incluyen en sus creaciones.


Después de dos guerras mundiales y nosecuantas matanzas indígenas;

después de la Caravana de la Muerte y de las detonaciones de Michael Townley;

después de el asesinato de Mahatma Gandhi y del fallido intento de Alí Agca

las palomas han quedado sin trabajo

y ya no aparecen en ningún poema (al menos en ningún poema aclamado por la crítica)


Cuando las palomas hartaron sus inmundos estómagos

con el pan duro de esos pobres viejos arterioscleróticos,

cimentando la falsa esperanza de que la vejez es mejor vivirla,

de que el Gobierno va subir las pensiones,

de que los hijos les van a devolver la mano

y que, a esa edad, todavía es posible encontrar una pierna joven y buenamoza que les limpie el poto.

Después de tan horrendo crimen

las palomas han sido expulsadas de todos los universos poéticos posibles.


Lo que no quita que la muy puta me haya cagado el gorrito nerudiano,

justo cuando iba a escribir un poema.




CAMINO.

Lustré mis botas detenidamente,
pero no como lo hace el milico jubilado de 800 lucas
que olvida hacerse viejo remozando injertos de hueso-proyectil en su jardín de lápidas.
Lustre hasta la sombra de mis botas
sabiendo que la muerte no está a la vuelta de la esquina
que antes hay que vaciar el saco de palabras
en las elucubraciones pueblerinas más repetidas,
cubriéndolas con el aullido de loicas rojas pecho negro;
y vaciar ignorancia para desmitificar erecciones capitalinas
de lolos excéntricos y mañosos de falopa.

Lustré hasta las huellas de mis botas
sin la necesidad de afiliarme a ningún metarelato
sin disfrazarme de punk o de neonazi
sin ser paco ni viejo pascuero de retail.
Lustré incluso la sordera que provocaron mis pisadas
con el único fin de emprender un afiebrado exilio
en busca del todo-nada fascinante de la palabra,
sin llevar nada puesto
solo mis gastadas pero lustrosas botas.

Lustré afanosamente mis botas,
ya que sin ellas,
no podremos marcar el paso de la muerte.



MARÍA CAROLINA

María Carolina se puso con 2 millones 700 mil pesos para la Teletón.
Plata que ni la María Magdalena hubiese dado por el Jecho
y eso que el Jecho la salvó de morir apedreada.

María Carolina es puta y sus hijitas lo saben.
María Carolina se metió en el negocio porque su marido la dejó endeudada.
María Carolina cambió cachas por piernas y brazos ortopédicos.
María Carolina vendió su cuerpo.
Lider vendió 80.000 juguetes en 8 horas.
Ripley se adjudicó 50 mil nuevos deudores a 36 cuotas.

María Carolina no se acostó con Mario Kreutzberger
y por eso que el cabezón dijo que ese tipo de donaciones no se ajustaba a sus patrones morales.